Los orígenes del boxeo se remontan al año 6.000 a.C. en Etiopía, donde ya existían combates, evolucionando desde entonces hasta tener innumerables seguidores y mover masas en muchos países.
Valorándolo desde el punto de vista fisiológico, este deporte nos aporta grandes ventajas, ya que requiere mucho entrenamiento físico y táctico, más allá de ponernos los guantes y golpear al saco de boxeo. Debido a que se trata de un ejercicio aeróbico, favorecerá mejoras a nivel del sistema cardiovascular y respiratorio, las cuales serán más claras con el paso de las sesiones.
En este, realizamos movimientos de piernas y brazos sin descanso delante del saco, o saltando a la comba, que es una parte del entrenamiento, con la constancia y exigencia que conlleva. Conseguir un fondo físico adecuado para afrontar una sesión de boxeo no es fácil pero es un objetivo alcanzable.
Dicha ventaja aeróbica es fundamental de cara a bajar de peso y tonificar, siendo una de las razones principales por las que es tan popular, ya que consiste en una actividad diferente, en ocasiones más divertida que otro tipo de ejercicios.
En cuanto a niveles de fuerza, también se muestran mejoras, al realizar gran cantidad de movimientos que favorecen la resistencia y tonificación muscular, tanto de brazos, piernas y tronco, al ser un deporte donde participa el cuerpo en su totalidad.
Con el paso de las sesiones, iremos adquiriendo la destreza adecuada, trabajando la agilidad y coordinación, fundamentales para este ejercicio, las cuales trabajaremos y puliremos con el paso de las sesiones. Además, el boxeo puede ayudar a nuestra mente a descargar tensiones y liberar adrenalina, aunque debe ser con las instrucciones técnicas adecuadas, para evitar lesionarnos.
Por todo lo expuesto, concluimos que el boxeo es el complemento ideal a nuestra rutina de entrenamiento, por lo que solo tienes que ponerte en contacto con nosotros para comenzar tu entrenamiento combinado con boxeo.