Desde el comienzo de tu rutina de entrenamiento, debes tener absoluta consciencia del objetivo que deseas alcanzar, es decir, cómo deseas verte en el espejo gracias al compromiso que has adquirido. Y se trata de un compromiso porque, en el momento que te apuntas al gimnasio o decides contar con un seguimiento individualizado a través de un entrenador personal (el cual debe ser especialista en el objetivo planteado), llegó el momento en el cual debes encontrar tus límites y realizar ejercicio a la intensidad y volumen adecuados a tu estado actual, lo que conlleva responsabilidad, disciplina y amor propio, puesto que se trata de factores clave para salir de tu zona de confort, en la que entrenamos un gran número de veces aún sin darnos cuenta.
De esta forma, comenzar a entrenar o contar con el entrenador personal adecuado puede ser un buen paso inicial, pero aquello que marcará la diferencia será tu capacidad para dejar de lado antiguos vicios alimenticios, entrenar cada día de tu rutina a la intensidad adecuada y contar con la fuerza de voluntad para llevarlo a cabo y hacerlo sostenible en el tiempo, puesto que de lo contrario continuarás cayendo en el auto sabotaje, y la meta que deseas alcanzar se diluirá en el tiempo ante la falta de decisión en tus acciones. Cuando te encuentras entrenando en zona de confort, percibirás:
- Te resulta fácil ejecutar el ejercicio en todo el rango de movimiento
- Te desmotiva realizar la rutina
- Empiezas y terminas los ejercicios con idéntica sensación, sin notar fatiga
- Finalizas el entrenamiento sin la sensación de haber entrenado a la intensidad recomendada
En cualquiera de estos casos, la solución es tan sencilla como recordar o plantearte un objetivo que realmente te inspire, y a partir de este momento realizar los ejercicios con la disciplina y constancia adecuadas, junto a la planificación de entrenamientos y alimentación adaptadas a ti para alcanzar el objetivo de forma eficiente.