A lo largo de décadas, se ha creído que el dolor, tanto en el transcurso del entrenamiento como después de este, resulta beneficioso para la salud o para aumentar volumen muscular, lo cual resulta importante aclarar con detalle, puesto que una gran cantidad de lesiones y sobreentrenamiento tienen origen en esta filosofía.
Como aspecto primordial, debemos conocer en qué estado actual te encuentras para posteriormente desarrollar el método de entrenamiento adecuado para cada sesión, puesto que las cargas, frecuencia, intensidad y volumen de entrenamiento variarán en función de tu experiencia.
Una vez hemos establecido un objetivo y te encuentras desarrollando tus sesiones, debes desarrollar un entrenamiento donde predomine la intensidad adecuada a tu objetivo. Por ejemplo, en caso de desear ganar volumen, es recomendable realizar un menor número de repeticiones y levantar pesos altos, como por ejemplo 10 repeticiones con 50 kg en press banca, mientras que si tu objetivo es tonificar y mejorar la resistencia del músculo, disminuiremos el peso y realizaremos un mayor número de repeticiones; 15 repeticiones con 35 kg.
Al sobrepasar tu antiguo umbral durante la sesión, lo cual es positivo para progresar de cara a lograr tu objetivo, existen momentos en los que puedes percibir fatiga que ponga a prueba tus capacidades, pero en ningún momento debes sobrepasar esta barrera, puesto que en caso de sentir dolor en el transcurso del movimiento del ejercicio, o en el descanso de este, será sinónimo de trabajo con una carga excesivamente elevada, responsable de lesiones musculares y articulares que pueden darte de baja durante una temporada. Asimismo, la sensación de fatiga/agujetas los días posteriores es aceptable siempre y cuando no limiten de forma significativa el desarrollo en la planificación de las siguientes sesiones o en tus actividades cotidianas. Numerosas lesiones son producidas por la falta de conciencia en el estado actual y capacidad para levantar peso y llevar a cabo ejercicios de complejidad alta para el momento presente, por lo que debemos evitar en todo caso dolor al realizar el ejercicio y en los días posteriores.
De esta forma, ¿es necesario sentir dolor durante y después de entrenar? ¿Realmente tiene beneficios? ¿Voy a conseguir antes mi objetivo si siento dolor? La respuesta es que debemos evitar el dolor en cualquier movimiento, pero al mismo tiempo saber diferenciarlo de la sensación de fatiga que pone a prueba tus capacidades, y te acompañan en el progreso de mejora y consecución de tu objetivo físico, teniendo en cuenta:
- Realizar ejercicios adecuados a tu experiencia y estado actual
- Entrenar a la intensidad adecuada a tu objetivo
- Percibir sensación de fatiga, cansancio
- Modificar ejercicios que produzcan dolor o no realices la técnica adecuada
Una vez tienes claro tu objetivo y entrenas a la intensidad adecuada, junto con la planificación correcta para tu caso concreto, alcanzar tu meta es sólo cuestión de tiempo.